Benceno

Benceno: sustancia química tóxica que provoca cáncer de sangre.

La leucemia mieloide aguda o el síndrome mielodisplásico que padecen muchos trabajadores tiene su origen en su exposición al benceno mientras trabajaban. El benceno es una sustancia química sumamente tóxica de uso muy extendido en el sector industrial. Quienes se exponen al benceno durante largos periodos de tiempo corren un riesgo especialmente alto de desarrollar una serie de trastornos en la sangre, entre ellos, cáncer.

Benceno: qué es y cómo se utiliza

El benceno es una de las veinte sustancias químicas más utilizadas en aplicaciones industriales.

Puede tener un olor dulce o ser completamente inodoro. Es de color amarillo brillante en estado líquido y a temperatura ambiente. En estado gaseoso puede adoptar una forma de neblina incolora. Es una sustancia muy inflamable y es un elemento natural del petróleo crudo, de ahí que numerosos derivados del petróleo contengan benceno, entre ellos, la gasolina, otros combustibles, los disolventes, las pinturas y las colas. Además, el benceno se utiliza ampliamente en la fabricación de numerosas sustancias y productos, como el plástico, el caucho, las resinas, los lubricantes, los tintes, los detergentes, los pesticidas y muchos más.

En la década de los años veinte expertos médicos ya establecieron una relación entre el benceno y la leucemia.  En los años treinta, se sabía que los trabajadores de la industria gráfica corrían riesgos de padecer enfermedades de la sangre. En los años cuarenta, un estudio del American Petroleum Institute advirtió que no existía un nivel de exposición al benceno que fuera «seguro». A pesar de todo, en las siguientes décadas, innumerables trabajadores han seguido expuestos a niveles de benceno peligrosos en sus puestos de trabajo.

Benceno: cómo es la exposición

Quienes corren grandes riesgos de desarrollar enfermedades relacionadas con el benceno son los trabajadores que se exponen diariamente a esta sustancia que contienen los combustibles, los disolventes y otros productos. Entre los trabajadores que probablemente hayan soportado una larga exposición están los que trabajan en el sector químico y petrolero, los impresores, los pintores, los mecánicos, los ferroviarios, los que trabajan el caucho, los marineros y muchos otros.

Aunque la mayoría de los trabajadores expuestos al benceno inhalan la toxina dañina, también pueden sufrir las consecuencias cuando entran en contacto directo con disolventes o combustibles. El benceno es especialmente peligroso porque pueden pasar años entre la exposición inicial y la aparición de síntomas de cáncer de sangre.

La exposición al benceno provoca un gran número de problemas de salud. Cuando es repentina y aguda puede provocar mareos e incluso la muerte, sin embargo, cuando es crónica y a niveles bajos, normalmente es la causa de una enfermedad de la sangre. Las dos enfermedades que más se han relacionado con esta sustancia tóxica son la leucemia mieloide aguda (LMA) y el síndrome mielodisplásico (SMD).

La leucemia mieloide aguda (o mieloide) relacionada con el benceno (LMA) se desarrolla en la médula ósea, que participa en la formación de las células de la sangre.

 

Síntomas

En fases tempranas, los síntomas son similares a los de la gripe:

dolor de huesos;

sangrado de encías o hemorragias nasales;

hematomas;

fatiga;

fiebre;

infecciones recurrentes;

palidez de la piel; y

dificultad al respirar

 

La LMA avanza rápidamente si no se trata, por lo que si tiene estos síntomas y ha estado expuesto al benceno, póngase en contacto con su médico cuanto antes.

Diagnóstico

El médico le realizará varias pruebas para averiguar la causa de los síntomas:

Análisis de sangre, que dará positivo en LMA si se detecta un nivel más alto de glóbulos blancos y un más nivel bajo de glóbulos rojos y plaquetas del normal.

Biopsia de la médula ósea, es decir, el médico le extraerá una muestra de médula ósea del hueso de la cadera y le practicará una punción lumbar, o lo que es lo mismo, con una aguja le extraerá líquido de la parte baja de la espalda para analizar las células.

Si el médico le diagnostica LMA probablemente le derivará al oncólogo, especializado en el tratamiento del cáncer, o a un hematólogo, especializado en trastornos de la sangre, para que decidan el mejor tratamiento.

Tratamiento 

El tratamiento de la LMA depende del tipo de enfermedad y de su avance, así como de la edad y salud general del enfermo. Para la mayoría, el tratamiento consta de dos fases:

Terapia de inducción de la remisión. En la primera fase del tratamiento tradicional se pretende destruir cuantas más células tumorosas sea posible. Normalmente, el tratamiento conlleva quimioterapia, aunque algunas formas de LMA también responden bien a una combinación de quimioterapia y otros medicamentos para combatir el cáncer.

Terapia de mantenimiento. Puesto que la terapia de inducción de la remisión por lo general no mata todas las células tumorosas, el tratamiento de la LMA también incluye una terapia de mantenimiento (también conocida como terapia de consolidación, posremisión o intensificación). Normalmente conlleva quimioterapia. Los enfermos a quienes se les haya diagnosticado recientemente LMA también pueden recibir un trasplante de médula ósea o de células madre de un donante compatible, o de las células madre sanas del paciente que se hayan extraído durante la remisión.

Síndrome mielodisplásico (SMD)

Describe un grupo de desórdenes de la sangre de la médula ósea. Provoca la formación de células de la sangre inmaduras o disfuncionales que mueren cuando abandonan la médula ósea o en cuanto entran en el torrente sanguíneo.

Síntomas del SMD

Entre los síntomas, que normalmente solo aparecen en fases avanzadas de la enfermedad, están los siguientes:

hemorragia o hematomas excesivas;

fatiga;

infecciones;

palidez de la piel;

petequias (pequeñas manchas rojas en la piel, especialmente en las piernas o en zonas en contacto con ropa ajustada); y

dificultad al respirar

 

Diagnóstico del SMD

Entre las pruebas realizadas para confirmar que si se padece o no esta enfermedad normalmente están las siguientes:

hemograma, para valorar el número de células sanguíneas que haya en una muestra;

frotis de sangre, para analizar si existen células sanguíneas cuyo aspecto, forma o tamaño sea anormal; y

biopsia de médula ósea, que consiste en extraer material biológico de la médula ósea y un fragmento de hueso con una aguja fina que se introduce en el huelo de la cadera, para  poder así detectar anormalidades.

 

Tratamiento del SMD

Los científicos siguen trabajando en la cura del síndrome mielodisplásico. Algunos de los tratamientos con los que se combaten los síntomas y complicaciones son:

Medicamentos denominados factores de crecimiento. Pueden incrementar el número de hematíes del cuerpo, lo podría minimizar la necesidad de transfusiones de sangre. Otros factores de crecimiento incrementan la producción de leucocitos, que ayudan a prevenir la infección.

Medicamentos que simulan la maduración de las células. Pueden ayudar a los leucocitos a madurar, lo que mejorará la calidad de vida y podría retardar la aparición de la leucemia mieloide aguda (LMA).

Medicamentos que provocan la inmunosupresión del sistema inmunitario (inmunosupresores).

Medicamentos que mitigan la necesidad de recibir transfusiones de medicamentos.

Trasplante de células madre/médula ósea.

Es un tratamiento que conlleva riesgos para los enfermos más mayores que tienden a desarrollar SMD. Sustituye las células disfuncionales de la médula ósea por células sanas de un donante compatible (trasplante alogénico) o por células sanas del enfermo extraídas durante la remisión (trasplante autólogo)

Estilo de vida saludable. A los enfermos de SMD les beneficia tener hábitos que prevengan las infecciones, como el lavado frecuente de manos, lavar los alimentos y cocinarlos adecuadamente, y evitar el contacto estrecho con personas que estén enfermas.

Normalmente, este tipo de litigios se interponen contra los fabricantes, los distribuidores o los proveedores de sustancias químicas y no químicas que provocan lesiones o enfermedades.

Los casos de delitos por sustancias tóxicas a menudo se interponen en nombre de personas afectadas de enfermedades devastadoras causadas por la exposición a sustancias peligrosas. La enfermedad a la que se refieren normalmente se diagnostica mucho tiempo después de haber estado expuesto a la toxina. A pesar del grave daño causado, los largos periodos de latencia pueden plantear un reto en estos casos.

Sea como fuere, muchas víctimas y sus familiares tienen derecho a percibir una indemnización por tanto dolor y sufrimiento, ya que, a menudo, los fabricantes de estas sustancias conocían los peligros y, sin embargo, no informaron a los trabajadores.

 

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